viernes, 19 de agosto de 2016

Un quizás.

Cuando su respiración calla la tuya,
y entre miradas
que se ocultan
se escapan baladas de susurros cantadas con el alma.
Cuando en la piel
el tacto suave
se frena y se desliza,
y el cuerpo
débil
se deja ver:
cuando poco a poco
sus dedos
definen la figura extasiada de tu ser.
Cuando el alma exhala
entre acordes desafinados
y los gemidos no cesan:
están bailando.
Cuando el placer grita de placer
y el sentido deja de obedecer
para olvidar quién es.
Esa es la razón
es el motivo
por el cual el dolor
se puede sanar con un no sé.
Con un tal vez.
Con un quizás.
Con un te quiero
Si me quieres.
Aunque me olvides.
Aunque no te vuelva a ver.

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